Todos los años, el primer domingo de mayo,
se celebran en Lucena las fiestas en su honor, tras bajar en romería desde la Sierra de Aras dos semanas antes, para permanecer en la ciudad hasta el primer domingo de junio.
El resto del año permanece en su Santuario,
enclave de inigualable paisaje, donde acuden a diario peregrinos de todas partes para rezar, dar gracias y pedir favores a la Madre Dulce y Buena.
Que Ella y el bendito Niño que porta en su regazo os bendigan y protejan.
Rafael Ramírez Luna
Hermano Mayor de la Real Archicofradía